EL RATÓNEl dios Apolo tenía consagrados en su honor unos ratones, pero eran ratones de enorme astucia.
Se les permitía vivir alrededor de los altares y se les proporcionaba alimentos en el "sancta sanctorum" del templo, colocándose una imagen del ratón junto al trípode sagrado del dios.
En muchas ciudades del Antiguo Egipto, se rendía culto tanto a ratones como a ratas, siendo la razón probable el que ambos hubiesen sido tótems de tribus prehistóricas.
Sin embargo, Herodoto cuenta que, al invadir Egipto Senaquerib, Sethos, el rey de este país, se encontró desprovisto de ejércitos y estaba casi sumido en la desesperación, cuando tuvo un sueño que le avisó de que sería salvado por la intervención divina.
Aquella noche, los invasores durmieron al descubierto y, al amanecer, cuando despertaron, se dieron cuenta de que los ratones del campo habían roído sus carcajs y las tiras de cuero de sus escudos, con lo que se encontraron a merced de quienes habían venido a matar.
Se levantó una estatua en honor a Sethor, en la que se le mostraba con un ratón en la mano.
E. Villiers
