Autor: Roberto Tresoldi
PARTE I
Orden guerrera y monástica fundada por Hugo de Payens en 1119 ó 1120, reconocida como orden con reglamento propio en el Concilio de Troyes del 13 de Enero de 1128 (que corresponde al 13 de Enero de 1129 de nuestro calendario).
La orden fue suspendida por el papa Clemente V, debido a la presión del rey de Francia Felipe el Hermoso, entre el 23 de Marzo, fecha en que se promulgó la bula papal Vox in Excelso, que abolía la orden, y el 5 de Mayo de 1312, fecha de clausura del Concilio de Viena, convocado expresamente y durante el curso del cual se tomo una decisión sobre la devolución de los bienes de los Templarios.
Historia de la orden Templaria
La historia de los Templarios empieza en el siglo XIII.
Durante siglos el peegrinaje a Tierra Santa habia comportado grandes sacrificios e importantes peligros.
Las rutas no eran seguras, los peregrinos podrían ser victimas de los maleantes y presas de bestias feroces.
Después de la conquista de Jerusalén durante la I cruzada (1096-1099), se añadió la beligerancia de los musulmanes.
Los cruzados controlaban un amplio territorio, pero en el acceso al camino que llevaba a Jerusalén actuaban guarniciones enemigas que todavía no habían sido derrotadas.
Normalmente los peregrinos viajaban en grupo, y si bien muchas veces iban armados para defenderse, sentían la necesidad de contar con un cuerpo militar que los protegiera, de forma similar a lo que ocurría con sus necesidades materiales (comida, alojamiento, vestimenta), de las que se ocupaban diversas asociaciones.
Esta necesidad no debe sorprendernos.
El reino latino de Jerusalén, que habría tenido que contar con las fuerzas militares del ejercito de ocupación, en realidad solo disponía de un ejercito reducido a la mínima expresión.
Tan exigua era la población cristiana que vivía en el reino que el propio rey de Jerusalén, Balduino I, había invitado a los cristianos orientales a poblar sus territorios.
Los exitos militares se Debian mas a las divisiones del adversario y al poco peso que los musulmanes conferían al conflicto de la región, que a la capacidad militar y estratégica del ejercito cruzado.
Se ha discutido ampliamente si el origen de la creación de la orden fueron las presiones de las altas instancias o bien la existencia de las clases bajas, si hubo un compromiso por parte del Rey o del Papa, o bien si Payens y sus allegados habían tomado la decisión por su cuenta.
Sea como fuere, el movimiento, por lo menos a partir de un cierto momento, contó con el respaldo del Rey y posteriormente del Papa.
En efecto, en el concilio de Troyes se aprobó la constitución de la orden.
Un aspecto llama poderosamente la atención: durante años el grupo de personas que formaba parte de la orden estuvo limitado a los fundadores (nueve personas), y la pregunta que surge es como podían desempeñar sus funciones tan pocos monjes, al principio mal armados y escasamente equipados.
Los monjes compartían el destino de los peregrinos, que debían vivir en la miseria, como mendigos.
Sin embargo, no creemos que la orden estuviera constituida solamente por caballeros Templarios.
La lectura de la primera regla nos sugiere que alrededor de cada caballero, sobre todo a partir del momento que se contó con el apoyo del Rey y de la Iglesia, había un grupo de personas (en el caso del maestro, por ejemplo, de escuderos y servidores) que reforzaban los rangos de las fuerzas templarias.
Por esta razón, aunque probablemente el numero de caballeros Templarios no fue nunca superior a los 300, el de personas que colaboraban con ellos podía ser siete y ocho veces superior.
Una consideración de orden militar: un caballero Templario, armado en toda regla, tenía el mismo efecto sobre las filas enemigas que un carro de armas ligeras sobre un pelotón de infantería.
CONTINUARA...