María Santísima de la Esperanza Macarena de Sevilla es una advocación mariana venerada en la ciudad de Sevilla, Comunidad autónoma de Andalucía.
Aparece representada con varias flores de esmeraldas que le traspasan el pecho y es procesionada en la Semana Santa en Sevilla por la Hermandad de Nuestra Sra. del Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza Macarena.
Fue la segunda imagen dolorosa coronada canónicamente en Sevilla, precedida de la Virgen de la Amargura, y goza de gran popularidad, no solo en Sevilla, sino también en muchas ciudades españolas y del mundo.
Existen varias copias de esta imagen mariana, destacando la que posee la hermandad de la Macarena de Madrid, residente en Colegiata de San Isidro de Madrid, donde también se conserva una copia del Cristo del Gran Poder de Sevilla
Leyendas
Fue en 1920 cuando la Macarena vistió de luto por la muerte de Joselito el Gallo.
Época de oro del toreo en la que José Gómez Ortega y su perpetuo rival Juan Belmonte eran figuras que trascendían el ámbito puramente taurino.
A Joselito le arrancó la vida un toro de la viuda de Ortega, quinto de la tarde, de nombre Bailaor, en la plaza de Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920.
Fue una verdadera conmoción para Sevilla y para la Hermandad macarena, a la que el torero, que fue fiscal de paso y consiliario, estaba unido por fuerte devoción.
Fue él quien regaló a la Virgen las espléndidas esmeraldas que luce y que son una de sus características de exorno más conocidas a nivel popular.
Rodríguez Ojeda
A la Macarena, según narra Jesús Palomero en el libro oficial de la historia de la Hermandad, la vistió de luto riguroso, por primera y única vez en el siglo XX, Juan Manuel Rodríguez Ojeda, artífice del mayor y más revolucionario cambio estético de la cofradía.
También en la misma obra se relata que antes de 1900 era más común ataviar a la Virgen de negro, y se refleja que José Castro la vistió de medio luto en 1925 para un besamanos y que Juanito le puso una saya negra en 1936 cuando fue ocultada para evitar su destrucción en el comienzo de la Guerra Civil.
La llegada del cuerpo embalsamado de Joselito a Sevilla el día 19 de mayo supuso una auténtica manifestación de dolor popular, con balcones con crespones negros y banderas a media asta. El funeral por el diestro se celebró el día 21 en la Catedral, templo reservado hasta entonces para entierros de personas regias.
Hubo voces, como es habitual con independencia de las épocas históricas, que se alzaron ante aquel dispendio devocional por el torero, pero fue el canónigo Francisco Muñoz y Pabón quien supo ahogarlas en varios artículos en su encendida defensa por celebrar las exequias del torero en el templo metropolitano.
Una imagen conocida
La conmovedora imagen de la Macarena con este extraordinario atavío es bien conocida tanto por los cofrades como por los viejos aficionados taurinos.
Aunque durante muchos años pareciera a tenor de la fotografía que la Virgen sólo lució manto y toca negra, pues así la muestra la famosa fotografía que figura en la mayoría de libros sobre la materia y que incluso podemos encontrar en algunas páginas cofrades que circulan por Internet, en la que la impresión fotográfica acaba justo en la base de las manos de la Macarena, tanto la fotografía del archivo Palomero como la que traemos a esta página demuestran lo contrario.
En la espléndida e histórica imagen del archivo Palomero se puede advertir con todo detalle el exorno fúnebre de la Macarena, despejando cualquier duda sobre cómo fue vestida por el genial Rodríguez Ojeda.
La Virgen aparece dramática y más dolorosa que nunca cubierta por un manto negro, que deja ver la blonda blanca que le cubre la cabeza, y un velo denso a modo de rostrillo.
La solución para la saya fue buscada por el artista en el gran velo que la rodea y que apenas deja traslucir los bordados de su vestimenta.
En sus manos, el albo pañuelo bordado aparece más desplegado que en la más conocida fotografía del momento.
La Virgen aparece dramática y más dolorosa que nunca cubierta por un manto negro, que deja ver la blonda blanca que le cubre la cabeza, y un velo denso a modo de rostrillo.
La solución para la saya fue buscada por el artista en el gran velo que la rodea y que apenas deja traslucir los bordados de su vestimenta.
En sus manos, el albo pañuelo bordado aparece más desplegado que en la más conocida fotografía del momento.
La advocación de la Macarena, es una devoción muy estendida por otras zonas de España y del mundo como: Madrid, Santa Cruz de Tenerife, Miami etc.
Una larga historia
Por su parte, el acetato en poder del empresario vinatero Enrique Peinado, del famoso vino Fragata, que la guarda en la caja de seguridad de un banco junto a otro cliché de la fotografía que acaba a la altura de las manos, tiene una curiosa y larga historia.
El itinerario de estos acetatos comienza justo cuando un hermano de la Macarena avisó a Enrique García Oviedo, que tenía un almacén de aceitunas en la Resolana, de que habían vestido a la Virgen de luto riguroso por la muerte de Joselito y se apresuró a tomar las dos imágenes, probablemente con dos cámaras distintas, o la pequeña fue sacada a partir de la mayor, según elucubra Peinado.
La familia los conservó hasta que Florentina García Oviedo se los regaló a Concepción Ysern, suegra de Peinado, quien a lo largo de muchos años las guardó sin que se conociera su existencia.
Concepción Ysern, camarera perpetua de la Virgen del Loreto, de la Hermandad de las Tres Caídas de San Isidoro, distinción que corresponde a las primogénitas de la familia desde que salvaran las imágenes titulares durante la invasión francesa, las ha entregado siendo ya anciana a su yerno, Enrique Peinado, cuya familia ha estado también muy vinculada con la Hermandad de la Macarena, pues tenían la bodega frente a la calle Feria.
Enrique Peinado también ha conservado durante una década esos dos acetatos sin darles publicidad hasta este momento.