"NUESTRO PADRE JESUS DE LA SALUD"
La fundación de la Hermandad Sacramental de Los Gitanos de Sevilla se remonta a 1753. El 9 de agosto de ese año se presentan en el Palacio Arzobispal las reglas de la Corporación. Constaban de 17 capítulos y se aprueban, tras algunas modificaciones, cuatro meses más tarde, en concreto, el 7 de diciembre.
En esas reglas fundacionales se establece como sede el Convento del Espíritu Santo, en Triana. En este barrio existía un núcleo importante de ciudadanos de etnia gitana, llamados en ese tiempo “castellanos nuevos”. En ese documento consta como primer alcalde (Hermano Mayor) y fundador de la Hermandad Sebastián Miguel de Varas.
Los orígenes de la Hermandad están íntimamente relacionados con la etapa histórica referida anteriormente: el siglo XVIII. En esa época la raza gitana es objeto de una persecución importante en toda Europa, y en España, las pragmáticas reales encaminan a los castellanos nuevos hacia el servilismo total o a los trabajos forzados en las galeras reales. Ante esta situación, un grupo de gitanos de la ciudad decide fundar una cofradía, no sólo como símbolo externo de su religiosidad, sino también para favorecer su integración en una sociedad donde la célula primordial de tipo religioso y social en la que se encuadraban los individuos de la época era la Hermandad.
La Hermandad de los Gitanos nunca llega a residir en el convento trianero del Espíritu Santo, ya que el 8 de enero de 1754 el Fiscal General del Arzobispado, en respuesta al escrito que en nombre de la Hermandad redacta D. Jerónimo de Aguilar, manifiesta las dificultades que tiene la corporación para establecerse en dicho Convento. En este sentido autoriza su traslado al Convento de Nuestra Señora del Pópulo regido por los Padres Agustinos Recoletos Descalzos, cuyo Prior, Fray Agustín de San José, en nombre de su comunidad, concede una capilla a la Hermandad “...que llaman del Santísimo Cristo de la Salud...”. Desde este convento realizó su primera Estación de Penitencia en la tarde del Miércoles Santo de 1757, con las imágenes del Santísimo Cristo de la Salud y Madre de Dios de las Angustias, advocaciones que constan en la solicitud de permiso efectuada para la aprobación como hermandad.
En estos primeros tiempos, sus hermanos se caracterizan por el esfuerzo, abnegación y desvelos dedicados al fomento de la vida espiritual, sin olvidar el carácter sacramental y su vinculación, en este sentido, a la Parroquia de la Magdalena, de la que dependía el Convento. Además se mantiene una relación excelente con la comunidad de Padres Agustinos, de la que toma su escudo -un corazón encendido atravesado por dos flechas- para incorporarlo a la heráldica de la Hermandad. Desde su fundación viste en la Estación de Penitencia túnica y antifaz de holandilla negros.
Hacia finales del siglo XVIII, por orden de Carlos III, se extinguen numerosas hermandades, entre ellas la de Los Gitanos de Sevilla. Son años muy difíciles para las cofradías de la ciudad. Nuestra corporación pierde pasos, enseres y cae en una cierta postración
En esas reglas fundacionales se establece como sede el Convento del Espíritu Santo, en Triana. En este barrio existía un núcleo importante de ciudadanos de etnia gitana, llamados en ese tiempo “castellanos nuevos”. En ese documento consta como primer alcalde (Hermano Mayor) y fundador de la Hermandad Sebastián Miguel de Varas.
Los orígenes de la Hermandad están íntimamente relacionados con la etapa histórica referida anteriormente: el siglo XVIII. En esa época la raza gitana es objeto de una persecución importante en toda Europa, y en España, las pragmáticas reales encaminan a los castellanos nuevos hacia el servilismo total o a los trabajos forzados en las galeras reales. Ante esta situación, un grupo de gitanos de la ciudad decide fundar una cofradía, no sólo como símbolo externo de su religiosidad, sino también para favorecer su integración en una sociedad donde la célula primordial de tipo religioso y social en la que se encuadraban los individuos de la época era la Hermandad.
La Hermandad de los Gitanos nunca llega a residir en el convento trianero del Espíritu Santo, ya que el 8 de enero de 1754 el Fiscal General del Arzobispado, en respuesta al escrito que en nombre de la Hermandad redacta D. Jerónimo de Aguilar, manifiesta las dificultades que tiene la corporación para establecerse en dicho Convento. En este sentido autoriza su traslado al Convento de Nuestra Señora del Pópulo regido por los Padres Agustinos Recoletos Descalzos, cuyo Prior, Fray Agustín de San José, en nombre de su comunidad, concede una capilla a la Hermandad “...que llaman del Santísimo Cristo de la Salud...”. Desde este convento realizó su primera Estación de Penitencia en la tarde del Miércoles Santo de 1757, con las imágenes del Santísimo Cristo de la Salud y Madre de Dios de las Angustias, advocaciones que constan en la solicitud de permiso efectuada para la aprobación como hermandad.
En estos primeros tiempos, sus hermanos se caracterizan por el esfuerzo, abnegación y desvelos dedicados al fomento de la vida espiritual, sin olvidar el carácter sacramental y su vinculación, en este sentido, a la Parroquia de la Magdalena, de la que dependía el Convento. Además se mantiene una relación excelente con la comunidad de Padres Agustinos, de la que toma su escudo -un corazón encendido atravesado por dos flechas- para incorporarlo a la heráldica de la Hermandad. Desde su fundación viste en la Estación de Penitencia túnica y antifaz de holandilla negros.
Hacia finales del siglo XVIII, por orden de Carlos III, se extinguen numerosas hermandades, entre ellas la de Los Gitanos de Sevilla. Son años muy difíciles para las cofradías de la ciudad. Nuestra corporación pierde pasos, enseres y cae en una cierta postración
A mediados de la segunda década del siglo XIX los cofrades que aún quedan reorganizan la corporación y en 1816, ya en el trono de España el rey Fernando VII, la Hermandad presenta nuevas Reglas para su aprobación. Constan de 19 capítulos y se aprueban en el Consejo de Castilla en 1918.
La vida de la Hermandad se recobra con esfuerzo y se normaliza. Poco a poco se recuperan enseres, se ofician cultos, y se realiza la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, en varias ocasiones, en la tarde del Miércoles Santo.
La desamortización de Mendizábal afecta al Convento de Nuestra Señora del Pópulo, que se destina en el año de 1837 a cárcel pública. Este hecho motiva la salida de los padres Agustinos, así como un nuevo traslado de la hermandad, el 4 de abril, a otra sede canónica, la Parroquia de San Esteban. Desde este templo realiza la Estación de Penitencia el 12 de abril de 1840, en la tarde del Domingo de Ramos. Durante ese tiempo la corporación se encuentra bastante decaída debido a ese traslado. Aún así, y no sin esfuerzo de sus hermanos, se recupera la vida interna con normalidad.
En la Parroquia de San Esteban comparte Templo con la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz, una de las más antiguas hermandades de Gloria de Sevilla, y que hoy día continúa establecida allí. Diferentes problemas, sobre todo la falta de espacio para desarrollar los cultos de la Hermandad con el decoro necesario, lleva a los hermanos a solicitar el traslado de sede canónica. La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud despierta durante todo ese tiempo en el barrio de San Bartolomé una gran devoción entre la feligresía, lo que provoca que tras su marcha a la Parroquia de San Nicolás de Bari, la bendita advocación de su nombre quede para siempre en el Cristo de la Ventana, Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje, titular de la cofradía de San Esteban.
En el año de 1860 la Hermandad se traslada a la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari. En este barrio también genera una gran devoción. Los cultos de regla se celebran con gran solemnidad, pero no se puede realizar la Estación de Penitencia, puesto que por la puerta del Templo no caben los pasos de la cofradía y como consecuencia se ve obligada a buscar un nuevo templo. En recuerdo de ambos titulares se funda en este mismo enclave la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Candelaria.
La Hermandad solicita su traslado a la Iglesia Parroquial de San Román, y se le concede a finales de 1880. El 29 de noviembre de ese año realiza una solemne Función para celebrar su establecimiento en la nueva sede canónica. Sus titulares reciben culto desde ese momento en la Capilla de Nuestra Señora de la Granada, situada en la cabecera de la nave derecha del Templo. Con la llegada de la Hermandad a San Román finaliza una época de inestabilidad e inquietudes que se traducen en obligados traslados de iglesias. Se inicia entonces una etapa de normalidad, con el desgraciado paréntesis de la contienda civil de 1936.La hermandad realiza su Estación de Penitencia desde San Román once años después de establecer allí su sede canónica, esta vez en la Madrugada del Viernes Santo de 1891. Sin duda, uno de los días más importantes de para la Corporación, ya que vuelve a realizar, tras un vacío de 51 años, el culto externo más importante de los que ordenan las reglas, y además lo hace en una jornada –la Madrugada del Viernes Santo- que a la postre sería la definitiva.
La vida de la Hermandad se recobra con esfuerzo y se normaliza. Poco a poco se recuperan enseres, se ofician cultos, y se realiza la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, en varias ocasiones, en la tarde del Miércoles Santo.
La desamortización de Mendizábal afecta al Convento de Nuestra Señora del Pópulo, que se destina en el año de 1837 a cárcel pública. Este hecho motiva la salida de los padres Agustinos, así como un nuevo traslado de la hermandad, el 4 de abril, a otra sede canónica, la Parroquia de San Esteban. Desde este templo realiza la Estación de Penitencia el 12 de abril de 1840, en la tarde del Domingo de Ramos. Durante ese tiempo la corporación se encuentra bastante decaída debido a ese traslado. Aún así, y no sin esfuerzo de sus hermanos, se recupera la vida interna con normalidad.
En la Parroquia de San Esteban comparte Templo con la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz, una de las más antiguas hermandades de Gloria de Sevilla, y que hoy día continúa establecida allí. Diferentes problemas, sobre todo la falta de espacio para desarrollar los cultos de la Hermandad con el decoro necesario, lleva a los hermanos a solicitar el traslado de sede canónica. La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud despierta durante todo ese tiempo en el barrio de San Bartolomé una gran devoción entre la feligresía, lo que provoca que tras su marcha a la Parroquia de San Nicolás de Bari, la bendita advocación de su nombre quede para siempre en el Cristo de la Ventana, Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje, titular de la cofradía de San Esteban.
En el año de 1860 la Hermandad se traslada a la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari. En este barrio también genera una gran devoción. Los cultos de regla se celebran con gran solemnidad, pero no se puede realizar la Estación de Penitencia, puesto que por la puerta del Templo no caben los pasos de la cofradía y como consecuencia se ve obligada a buscar un nuevo templo. En recuerdo de ambos titulares se funda en este mismo enclave la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Candelaria.
La Hermandad solicita su traslado a la Iglesia Parroquial de San Román, y se le concede a finales de 1880. El 29 de noviembre de ese año realiza una solemne Función para celebrar su establecimiento en la nueva sede canónica. Sus titulares reciben culto desde ese momento en la Capilla de Nuestra Señora de la Granada, situada en la cabecera de la nave derecha del Templo. Con la llegada de la Hermandad a San Román finaliza una época de inestabilidad e inquietudes que se traducen en obligados traslados de iglesias. Se inicia entonces una etapa de normalidad, con el desgraciado paréntesis de la contienda civil de 1936.La hermandad realiza su Estación de Penitencia desde San Román once años después de establecer allí su sede canónica, esta vez en la Madrugada del Viernes Santo de 1891. Sin duda, uno de los días más importantes de para la Corporación, ya que vuelve a realizar, tras un vacío de 51 años, el culto externo más importante de los que ordenan las reglas, y además lo hace en una jornada –la Madrugada del Viernes Santo- que a la postre sería la definitiva.
Nuestro Padre Jesús de la Salud estrena en esa Semana Santa nuevo paso. La Santísima Virgen de las Angustias, con manto y saya negros, va acompañada bajo palio por San Juan Evangelista. Los nazarenos visten túnicas de merino morado con capas y antifaces negros. En 1898, además de realizar la Estación de Penitencia en la Madrugada del Viernes Santo, la imagen del Señor de la Salud participa en el cortejo del Santo Entierro Magno. En el año 1900 el hábito nazareno está compuesto por túnica y capa negras y antifaz morado.
Con la entrada del siglo XX, la Hermandad de Los Gitanos se consolida en el entorno de su barrio, se mejoran notablemente los cultos y se realiza con regularidad la salida procesional, ya de manera continuada en la Madrugada del Viernes Santo. Los estrenos se van sucediendo y la corporación renueva en el primer cuarto de siglo ambos pasos. Además se borda en oro una magnífica túnica para el Señor, así como sayas, manto y palio para la Santísima Virgen. La indumentaria de los nazarenos también experimenta cambios. De este modo en 1918 las túnicas son blancas siendo las capas y los antifaces morados, mientras que dos años después, las túnicas son de cola al brazo, aunque también de color blanco, con antifaz negro y cinturón de esparto. En 1929 el hábito se compone de túnica y capa blanca y antifaz de terciopelo morado, que permanece hasta la fecha. En 1930 se estrena un nuevo paso, dorado y de valiosa talla, para Nuestro Padre Jesús de la Salud, gracias a la aportación económica de una suscripción popular, y al año siguiente se estrena una túnica de terciopelo morado donada por el afamado matador de toros Gitanillo de Triana, hermano de la Corporación.
En los primeros años de la década de los 30 del siglo pasado, la conflictividad política crece notablemente en todo el país y Sevilla no es una excepción. Así en 1932 las hermandades deciden no realizar su Estación de Penitencia. Sin embargo, en 1934 la Hermandad Sacramental de Los Gitanos es una de las trece corporaciones que decide salir en Semana Santa.
En 1935 se sustituye la imagen de la Virgen de las Angustias por una nueva Dolorosa realizada por el escultor José Merino San Román y que sólo saldría en la Estación de Penitencia de ese año, ya que en 1936 en la procesión figura de nuevo la imagen primitiva de Montes de Oca.
Sin duda alguna el 18 de Julio de 1936 marca un antes y un después en la Hermandad. Estalla la Guerra Civil, y ese día la Parroquia de San Román, al igual que muchas otras iglesias sevillanas, es incendiada y la corporación pierde en el fuego todo cuanto posee, incluidas las imágenes de los Titulares.
Una vez más, los hermanos deben empezar de la nada a reconstruir su Hermandad, y lo hacen con renovados esfuerzos y con una fe inquebrantable. Se ven abocados a establecerse en la parroquia de Santa Catalina mientras se reconstruye el Templo de San Román. En septiembre de ese mismo año el joven imaginero. José Rodríguez y Fernández Andes recibe el encargo de realizar una nueva imagen de la Virgen de las Angustias que, seis meses después, el 15 de marzo de 1937, es bendecida en el altar mayor de Santa Catalina. En ese año la Hermandad realiza su Estación de Penitencia con el único paso de la Dolorosa, bajo el palio cedido por la hermandad del Baratillo.
Con la entrada del siglo XX, la Hermandad de Los Gitanos se consolida en el entorno de su barrio, se mejoran notablemente los cultos y se realiza con regularidad la salida procesional, ya de manera continuada en la Madrugada del Viernes Santo. Los estrenos se van sucediendo y la corporación renueva en el primer cuarto de siglo ambos pasos. Además se borda en oro una magnífica túnica para el Señor, así como sayas, manto y palio para la Santísima Virgen. La indumentaria de los nazarenos también experimenta cambios. De este modo en 1918 las túnicas son blancas siendo las capas y los antifaces morados, mientras que dos años después, las túnicas son de cola al brazo, aunque también de color blanco, con antifaz negro y cinturón de esparto. En 1929 el hábito se compone de túnica y capa blanca y antifaz de terciopelo morado, que permanece hasta la fecha. En 1930 se estrena un nuevo paso, dorado y de valiosa talla, para Nuestro Padre Jesús de la Salud, gracias a la aportación económica de una suscripción popular, y al año siguiente se estrena una túnica de terciopelo morado donada por el afamado matador de toros Gitanillo de Triana, hermano de la Corporación.
En los primeros años de la década de los 30 del siglo pasado, la conflictividad política crece notablemente en todo el país y Sevilla no es una excepción. Así en 1932 las hermandades deciden no realizar su Estación de Penitencia. Sin embargo, en 1934 la Hermandad Sacramental de Los Gitanos es una de las trece corporaciones que decide salir en Semana Santa.
En 1935 se sustituye la imagen de la Virgen de las Angustias por una nueva Dolorosa realizada por el escultor José Merino San Román y que sólo saldría en la Estación de Penitencia de ese año, ya que en 1936 en la procesión figura de nuevo la imagen primitiva de Montes de Oca.
Sin duda alguna el 18 de Julio de 1936 marca un antes y un después en la Hermandad. Estalla la Guerra Civil, y ese día la Parroquia de San Román, al igual que muchas otras iglesias sevillanas, es incendiada y la corporación pierde en el fuego todo cuanto posee, incluidas las imágenes de los Titulares.
Una vez más, los hermanos deben empezar de la nada a reconstruir su Hermandad, y lo hacen con renovados esfuerzos y con una fe inquebrantable. Se ven abocados a establecerse en la parroquia de Santa Catalina mientras se reconstruye el Templo de San Román. En septiembre de ese mismo año el joven imaginero. José Rodríguez y Fernández Andes recibe el encargo de realizar una nueva imagen de la Virgen de las Angustias que, seis meses después, el 15 de marzo de 1937, es bendecida en el altar mayor de Santa Catalina. En ese año la Hermandad realiza su Estación de Penitencia con el único paso de la Dolorosa, bajo el palio cedido por la hermandad del Baratillo.