LA CARTA ASTRAL PUNTOS ANGULARES
Germán H. PASTORINI. Lic. en Psicología / Astrólogo
Montevideo - Uruguay
La carta natal proporciona una estructura que permita representarnos la vida. No hay un Ascendente por un lado y un Descendente por otro, así como no hay un Medio Cielo y un Fondo del Cielo, todo es un continuum inseparable, un todo indivisible.
La apariencia terrenal, representada a través del número 4 se ve reflejada en la carta natal a través de los cuatro ángulos.
El eje horizontal del Ascendente-Descendente lo podemos imaginar como lo que tiene relación de igual a igual, es decir, que sólo cuando tenemos relaciones de igualdad con las otras personas, podemos conocer a los demás y conocernos a nosotros mismos.
El Ascendente tiene que ver con la personalidad y el Descendente con el otro, pero con el otro en un sentido muy peculiar, en tanto que dicho otro está representado en todas las Casas de la carta (por ejemplo, los hermanos en la 3ª, los empleados en la 6ª, etc.), pero el que es igual a mi en el sentido de que ayuda a verme en mi propia mismidad, es el que llega más profundamente dentro mío en tanto que la relación que se establece es el único motivo que tiene de conocer a la otra persona, de auto-conocerse.
Si me quedo en el Ascendente puedo realizar cosas, o mejor dicho, puedo ser yo mismo y eso acarrea ciertos efectos, ciertas consecuencias y por ende, determinadas responsabilidades; pero nadie puede saber cuáles son esos efectos, ni si quiera yo mismo, hasta que no tengo una devolución, una respuesta, o una oposición, un resultado y para eso tengo que encontrar una manera como de salirme del impulso propio de realizar algo y poder observarlo desde otra perspectiva. Y ese otro punto de vista puede llegar a ser configurado por el tiempo o a través de cualquier otra forma de representación, de las cuáles, la más privilegiada, es por cierto el lenguaje.
El eje Ascendente-Descendente tiene que ver con una de las dimensiones de la igualdad, de intercambio energético. Lo específico del eje 1-7 es aquella posición relativa de dos conciencias que en realidad son una; que le permite a cada una de ellas verse a si misma, a través de la otra. La idea representada por la Casa 7 es la idea del espejo, de la objetivación en y por el otro. Es decir, para que exista otro, tiene que existir un uno, de lo contrario no tiene sentido que haya un dos. La Casa 7 representa en este sentido al otro hablando de mi mismo.
En cualquier carta, un planeta que se encuentre cerca de un ángulo, ya sea que esté por ejemplo en la Casa 1 o en los últimos grados de la Casa 12 (hasta unos 6º o 7º de orbe), también la consideramos como perteneciente a la primera casa. Y en ese caso debemos comenzar por ahí, porque ese es un elemento muy definidor. Ese planeta en cuestión nunca va a pasar desapercibido en la personalidad; siempre va a estar muy marcado.
En primer lugar si está en conjunción con el Ascendente y en segundo lugar si se encuentra en aspecto con el Medio Cielo. Y estas son como puertas detrás de las cuáles se manifiesta una peculiaridad, una diferencia en y de esa persona: en su vida, en su conducta, en su temperamento, en las cosas que le suceden respecto de los demás.
En el eje 1-7 vemos que uno se relaciona con determinadas personas, en definidas circunstancias y en cierta manera porque esas personas le dicen algo a uno acerca de uno mismo, o sea, que dichos seres me dan la posibilidad de vivir ciertas experiencias como propias.
La 1ª casa da la idea de espontaneidad, de inmediatez, es el como uno es sin darse cuenta, sin ser consciente de cómo es. Tal vez si a uno le definen como es de acuerdo a su Ascendente, tal vez la persona reconozca esos rasgos de su personalidad pero probablemente le implique un cierto grado de objetivación, de vivenciamiento, que pasa por y a través de un proceso de relacionamiento, por un vínculo con el y otro y del cual ha de derivar un sentido de si mismo.
El Ascendente es lo que uno es cuando no se da cuenta de lo que es.
El cuerpo físico también se relaciona con el Ascendente. Cómo es el Ascendente es lo que uno es sin darse cuenta, ello implica la existencia de una energía que está actuando dentro de uno sin que uno la controle y esa misma energía actúa y genera manifestaciones dinámicas que se revelan en y a través del cuerpo, no sólo a través de su forma sana, sino también manifestándose por medio de diversas sintomatologías.
El Descendente es naturalmente la complementación que me permite irme observándome y experimentándome a mi mismo a través de los otros. A través de ser Libra, yo voy aprendiendo a ser Aries, es decir, la vida es ir aprendiendo del Ascendente de uno mismo.
La Casa 7 nos da la capacidad de lo otro, y a través de ello vamos aprendiendo a ser más nuestro Ascendente.
La Casa 7 es lo otro; es la balanza que nos equilibra. Libra da la idea de imparcialidad, de frialdad, de algo casi inhumano, o sea, hay aquí una posibilidad para mediatizar las cosas.
La Casa 7 implica también la asociación en tanto que idea de completud, o sea, son las personas que necesito para completar una posibilidad. Es decir, una persona no se conoce a si misma hasta que no está completa y sólo lo logra a través del otro.
El Descendente es pura acción re-flexiva. Necesita de otro para activarse, no se puede activar por si misma. Siempre está buscando a quien o a que completar. Los otros le proveen de una energía, o él provee a los otros de una visión, de una posibilidad de reflexión. En el Descendente uno vuelca el reflejo de uno mismo en otro, es decir, que todo lo que nosotros veamos en el otro es porque está en nosotros mismos.
Y así como los planetas de la Casa 1, cuando son angulares , son tan importantes para marcar la personalidad y el destino de la persona, en la Casa 7 son energías planetarias de elementos muy representativos para que la persona las conozca a lo largo de su vida, para que las entienda, las objetive, las vea un sinnúmero de veces a través de otro, porque el otro es como un teatro en el mundo. En el caso de planetas en la Casa 7, son energías que uno no tiene del todo integradas y que por ende las ve como fuera de uno y a través del contacto con la misma a través de otro uno lo vaya incorporando en y a su si mismo.
El eje 4-10 tiene que ver con la elevación de la persona en cualquier sentido que lo pensemos. El Ascendente-Descendente se relaciona con la sincronía; es lo que me está pasando todo el tiempo a mi en el presente; en cambio, el eje Medio Cielo-Fondo del Cielo tiene que ver con la diacronía en el sentido de que simboliza el lugar desde el que emerjo (Casa 4) y hasta donde llego (Casa 10).
La Casa 4 es de donde salgo: la casa, el hogar, los padres, el pasado, la tradición, determinadas raíces, ciertos basamentos. Y la Casa 10 es una casa de tierra que hace referencia a una culminación que nos habla de las realización en el mundo, o sea, es un poco como la idea de que si nacemos en la Tierra, con sus reglas inherentes y en un cuerpo humano, lo más que vamos a poder hacer va a ser de nivel terrestre y no vamos a poder llevar a cabo nada que se encuentre más allá de nuestras posibilidades reales y concretas. Podemos vislumbrar logros y metas que parecen sobrenaturales, que parecen estar en un tiempo y en un lugar más allá de la Tierra, pero dichos logros no se van a conseguir aquí; se podrán vislumbrar pero no se conseguirán en la Tierra. O sea, que nuestro deber, lo más honroso, lo más maravilloso, lo máximo que podemos hacer como seres humanos es alcanzar un logro terreno.
El eje 4-10 marca el punto de máximo logro que un ser limitado por el espacio-tiempo puede alcanzar en un ámbito limitado. Salimos de una nebulosa indefinida que es pura energía emocional (Casa 4) y nos topamos con la tierra y vamos dándole forma a esa energía. Y el aprendizaje de esas reglas, de esas leyes implicarán su examen máximo en la Casa 10. O sea que pasamos de ese reino emocional, acuático, in-consciente a través de todas las etapas hasta una realización que no es emocional sino que es material, concreto, sólido, que es la Casa 10.
Por eso el eje 4-10 tiene que ver con la profesión y con la carrera, porque son de las manifestaciones materiales más concretas de que somos, pero hay que tener en cuenta que tanto la profesión como la carrera son metáforas en tanto que uno no se evalúa mediante el análisis de cuáles han sido sus logros. Por ejemplo, una persona puede ser empleada de un Banco y durante la noche escribir poesía, llegando a ser reconocida en forma post-mortem. Entonces, ¿cuál fue su vocación? La de poeta. Pero en realidad su profesión era la de empleada bancaria.
O sea, que en realidad el logro, si bien debe se guardar relación con las reglas terrenas, no quiere decir que se reduzca a piedra y a madera, a realizaciones materiales. Es la experiencia del ser en la Tierra: su conciencia, sus logros espirituales también están en la Casa 10. Es decir, todo lo que uno puede elevarse y aprender e incorporar, materializar a través de la experiencia mediante la cual uno va logrando cierta habilidad con el transcurso del tiempo, situación propiamente saturnina, como lo es el ir consiguiendo, a través de la sucesión de experiencias y de cómo va aprendiendo. Implica el aprendizaje sobre el manejo de las variables que van apareciendo y la consiguiente adquisición de una sabiduría que se va logrando con el tiempo hasta llegar a esa culminación.
El eje 4-10 está relacionado con la forma. Entramos a la vida a través de un esfuerzo de formar; donde la energía se concentra en generar una forma que es el feto y posteriormente el niño. Y todo eso se relaciona con la Luna y por dicho motivo ella simboliza la puerta de entrada en el reino de la materia. También encontramos aquí referida la idea de que la Luna tiene relación con el pasado y con las costumbres que hemos ido adquiriendo en relación con la materia, con la vida. La Luna también se relacionaría con las vidas pasadas, con la memoria genética, con la memoria racial, con la memoria de la especie en definitiva, y ese acervo, ese esfuerzo, esa recolección de datos que están ahí presentes, están y son evocados por la Luna, en tanto que se encuentran ya presentes en el momento de la aparición del cuerpo en la Tierra, portento que sucede en el momento del nacimiento. Por lo tanto, todos esos datos, todo ese conocimiento, toda esa herencia y todo ese pasado están en nosotros al momento del nacer y apoyándonos en ello, sería la idea de que a partir de ahí uno empieza a avanzar como ser individual hacia la meta que se haya trazado, aunque en realidad la Casa 10 es un símbolo de todas las metas, que en definitiva son infinitas.
Entonces, ¿qué tipo de metas tiene uno?, ¿adónde quiero llegar?, ¿cuál es mi máxima posibilidad de elevación? Para ello hay que ver la Casa 10 y los planetas que en ella se encuentran.
¿Con qué recursos cuento para llegar hasta ahí? Hay que mirar la Casa 4 y ver en ese “pozo”, si escarbo que puedo llegar a encontrar y en ese sentido uno va a evaluar su pasado de acuerdo al signo (o signos) y planetas que tenga en la Casa 4. Aquí va a ver al padre que sea más afin al sentido y al sentimiento de hogar, de casa, que generalmente es la madre pero que en definitiva puede estar conformado por la figura paterna. Se va a ver reflejado a todo lo relacionado con esa Casa y a todo lo que la persona pueda asociar con esa época bien primaria de la vida, en la cual las situaciones se acumulan en el inconsciente, porque no olvidemos que la Casa 4 es también el inconsciente personal, o sea, lo que está ahí sin ser visto, y que en definitiva revela como es la experiencia básica de uno mismo, aunque uno no la pueda formular verbalmente. Y esas fuerzas que nos dieron la vida, son también el último recurso con el que contamos, es decir, que cuando la vida completa todo su periplo y va llegando hacia el final de la misma, uno se va como reduciendo a sus últimos recursos y esa es la idea de porque la Casa 4 es también el símbolo de como uno va a finalizar su existencia.
Así, los planetas en los cuatro ángulos y sobre todo si se encuentran conjuntos o cercanos a los puntos angulares, son muy definitorios de nuestra existencia y de nuestra personalidad. En el caso de tratarse de la Casa 1 va a dar cuenta del destino de la personalidad, va a incidir en el modo de ser en el mundo de la persona, mientras que en la Casa 10, dará cuenta de la profesión y del destino social; en la Casa 4 son recursos muy profundos con los que la persona cuenta , en el buen y en el mal sentido del término, mientras que la Casa 7 es aquello que uno viene a observar, que uno viene a ver.