TERCERA PARTE
No le preguntes que empleo piensa dar a esas doscientas medías y guantes desde hace tiempo divorciados de sus parejas. "¡Ya lo encontrará, descuida! Cáncer no es mujer que tenga paciencia con quien le queme con el cigarrillo el cubrecamas acolchado que heredó de la tía abuela Matilde. Para ella, todo tiene un valor sentimental, incluso los cheques vencidos de 1952 y las viejas insignias de cuando estuvo en la organización de Girl Scouts. Atesora y guarda celosamente las cosas que tiene, y entre ellas a ti, naturalmente. Y no tanto porque sea celosa; es más que nada posesiva, que es diferente.
Es posible que las mujeres nacidas bajo los signos de fuego se resistan y protesten ante las demoras y las decepciones que trae la vida, pero Cáncer tiene por lo común la sensación de que alborotándolo todo no se puede cambiar ni superar nada. Cuando las cosas no van como ella quisiera, es posible que derrame algunas silenciosas lágrimas furtivas, pero su reacción normal será cruzar serenamente las manos y esperar con paciencia a que las cosas se arreglen solas. La paciencia es una de sus mejores virtudes. Cuando está deprimida, sin embargo, es posible que seas tú quien tenga que encontrar la manera de salvarla de sí misma. Trata de rescatarla antes de que se haya hundido demasiado. Además, en cierto modo ella quiere que la mimen. El deseo de dejarse malcriar un poco por los seres amados parece tener hondas raíces en la naturaleza de los Cangrejos. Tu muchacha lunar necesita desesperadamente saber que tú no puedes vivir sin ella, y puede llegar muy lejos para despertar tu piedad y tus instintos protectores, simplemente para asegurarse de lo mucho que significa para ti. Para ella es en realidad muy poco pedir, cuando es tanto lo que da a cambio. Pero durante estos episodios, no te dejes engañar por su debilidad.
Ese bebé desvalido que contra un mundo frío y cruel busca la protección de tus fuertes brazos es perfectamente capaz de valerse por sus propios medios si es necesario. En medio de una rencilla, cuando ella levante hacia ti sus transparentes ojos húmedos y asustados, recuerda que cuando tú te vayas y ella esté segura de que ya has dado la vuelta a la esquina, lo mas probable es que se seque los ojos, ponga una pila de discos en el automático y se dedique tranquilamente a ordenar los armarios. Claro que es cierto que en ocasiones su depresión es auténtica, y no una simple búsqueda de simpatía, típica de Cáncer. Esas noches será mejor que te quedes, que escuches música con ella y la tomes tiernamente de la mano.
El heroico sacrificio de que es capaz una mujer Cáncer por aquellos a quienes ama no reconoce límites. La bravura que aparentemente no puede reunir para vencer sus propios temores se muestra, resplandeciente, cuando un ser querido necesita de su fortaleza. Cuando las cosas se pongan realmente difíciles, no te abandonará jamás, y entonces te recordará mas a una roca, áspera y gigantesca, que a un tenue rayo de luz plateada. También sus hijos encontrarán en ella un refugio y una torre de fortaleza que con sensibilidad y comprensión les ayudará a encontrar su camino. Serán muy apegados a ella, y lo cálido de su amor hará que el hogar materno sea para ellos tan rico, confortable y luminoso como un palacio, aunque fuera una choza. Es posible que tú te veas un poco desatendido cuando lleguen los bebés, pero es que Cáncer rige la maternidad, imagínate. Seguirá habiendo lugar para ti, si bien te verás desplazado unos centímetros. (Si no tiene hijos, una mujer Cáncer pondrá en un animal o en sus amigos su reserva de afecto maternal, para mejor suerte de ellos.) Como hacen los pájaros con sus crías, es posible que les dé de comer cada vez que los encuentra con la boca abierta, ofreciéndoles algo rico y nutritivo.
Para su familia, nada le parece demasiado bueno. Cuando uno de los chicos estornude, lo meterá en cama con medicinas, té caliente y caldo de gallina, mientras no tenga edad suficiente para defenderse. Los hijos de una madre Cáncer no conseguirán salir sin ponerse el pullover grueso cuando haga frío, la bufanda y los mitones si ha nevado y las galochas cuando llueva.
Un niño tiene que tener una fuerza de voluntad enorme para defenderse de la solicitud protectora del Cangrejo, y también necesitará bastante firmeza para no dejarse malcriar. Para estos niños suele ser todo un choque el contacto con el mundo, que les lleva a descubrir que no son ellos el centro del Universo.
Una dedicación y una devoción tan completas pueden proporcionar a la prole un maravilloso lecho de plumas y fuente de seguridad para cuando la vida llegue a ser demasiado real, pero también pueden hacer que los hijos sean dependientes en un grado anormal de los vínculos hogareños, e incapaces de ver sus propias faltas. Muchas veces es imposible decir si es la madre Cáncer la que mantiene a los hijos atados a sus faldas, o si son ellos mismos los que aseguran el nudo. Son madres que guardan todos los cuadernos de la escuela, cuelgan orgullosamente en las paredes torpes dibujos a lápiz y conservan con ternura los zapatitos envueltos en papel de seda. Esos ajados trozos de cabritilla blanca son preciosos, porque la madre lunar, con su memoria clara y fotográfica, recordará los primeros pasos de un niño mucho después de que éste haya volado del nido. También el vuelo suele ser doloroso. Las mujeres de este signo se resisten a dejar que sus hijos asuman los lazos matrimoniales. Tienden a sujetarlos demasiado y durante demasiado tiempo, y les parece que nadie es suficientemente bueno para ellos. Hay veces en que la novia -o novio- en potencia del hijo de una madre Cáncer tiene que pasar poco menos que por el test de Rorschach para ser aceptado.
Conocí una vez a una madre Cáncer que solía ir a buscar todos los días a su hijito a la salida de la escuela. El niño salía siempre del aula como propulsado por un cohete y empezaba a correr furiosamente por el patio de la escuela, antes de acercársele. Una vez que fue en compañía de su hermana, la tía empezó a correr tras el niño, pero la madre Cáncer la detuvo. “No, déjalo -le dijo-. Está soltando presión. Cuando ya no necesite correr, vendrá”. Finalmente, el hijo se le acercó tranquilamente y le dijo, tomándola de la mano: “Vamos mami, que tengo hambre”.
Este episodio resume toda la actitud de la mujer lunar hacia todas las formas de amor, y muy especialmente hacia su matrimonio. Es su extraña forma de posesividad, inconmovible, pero nunca agresiva. En lo profundo de su corazón, ella sabe que por mas lejos que te vayas en pos de tu sueño, siempre volverás, y ella estará ahí, esperándote pacientemente. Sus ojos seguirán teniendo la belleza de la mágica Luna que tú recuerdas, de la cocina llegará el delicioso aroma de las especias, y ella te preguntará que tal fueron las cosas, y como te sientes. Si algo te fue mal y vuelves derrotado, ya encontrará ella la forma de hacerte reír. Después te llenará el estómago y, cuando ya estés relajado, ahuyentarás suavemente tus preocupaciones con sus consejos sensatos y su humor imaginativo. Mas tarde, cuando a la luz del fuego mires ese rostro sereno, volverás a preguntarte: “Realmente, ¿es la doncella lunar de algún jardín nebuloso, o es una encantadora chiflada?”. Pero la respuesta ya no te importará mucho.