El agotamiento emocional
se traduce en un profundo cansancio que actúa como freno para la acción.
Ésta es una forma que tiene nuestro cuerpo y nuestra mente de hacernos parar.
Cuando concientemente no somos capaces de tomar una decisión porque la
duda o el miedo nos paralizan y la situación es ya insostenible, nuestro
inconsciente toma las riendas.
Dentro de nosotros reside
un fuerte instinto de auto protección que se pone en marcha para
protegernos de lo que nos daña.
Así, ante una situación
que ya no podemos tolerar y que no somos capaces de afrontar para solucionarla,
nuestro cuerpo y nuestra mente más profunda se alían para obligarnos a decidir,
para ponernos en una tesitura en la que tendremos que decantarnos por
nuestro bienestar y supervivencia.
Es entonces cuando se hace
presente el agotamiento emocional, a modo de freno que nos obliga a parar, a
pensar, a replantearnos nuestro presente y a decidir nuestro futuro.
Es importante comprender
este punto, ya que una cura de descanso no es suficiente para
terminar con el agotamiento emocional. Puede constituir un alivio momentáneo,
pero no la solución definitiva.
Soluciones al agotamiento
Para combatir el
agotamiento emocional es necesario encontrar las causas que nos han
llevado a tal situación.
Un trabajo que no nos
gusta, unas relaciones personales en las que no nos sentimos libres para
comportarnos tal como somos o una gran cantidad de tensión acumulada a lo largo
del tiempo pueden ser los detonantes de la situación en la que nos encontramos.
Localizar la causa y
ponerle remedio es el único modo de superar un episodio de agotamiento
emocional.
Lo demás serán meros
parches que, en todo caso, retrasarán la aparición de nuevos episodios.
Si el agotamiento
emocional es muy agudo, una buena idea es acudir a un profesional. Un
psicólogo puede ayudarte a manejar todas esas emociones que te han dejado fuera
de combate. Trabajarlas y hablarlas ayuda a ponerlas en el lugar que les
corresponde y te permite pensar con claridad y lucidez para que
puedas decidir lo que de verdad quieres hacer con tu vida.
Si estás comenzando a
notar los síntomas de agotamiento emocional, no permitas que vayan a
más. Tómate un descanso y pregúntate si estás donde quieres estar y si haces lo
que de verdad quieres hacer.
Si tu trabajo o tus
relaciones no te satisfacen, es momento de cambiar. Los cambios asustan pero,
si lo piensas, es mucho más terrible auto condenarse a la infelicidad de manera
consciente que luchar por algo mejor.
Todas las personas
merecemos ser felices. El agotamiento emocional es una luz roja en nuestras
vidas que nos indica que no vamos por el camino correcto, un semáforo que nos
obliga a frenar en seco y que nos permite modificar el rumbo para llegar donde
deseamos.
Más allá de una dura
experiencia, puede convertirse en el impulso que necesitamos para
decidirnos a hacer realidad nuestros sueños.