EL SOMBRERO DE ALA ANCHA Y EL TRAJE CORTO
Realmente este atuendo era antaño un traje de
faena.
El traje corto era el de faena en el campo y
con el que acudían a las ferias de ganado, a entablar relaciones comerciales con
tratantes, vendedores y compradores.
Mientras tanto, el sombrero era una prenda que se
usaba habitualmente en la época.
El traje corto de amazona es una derivación
del masculino.
Sevilla es la ciudad de las formas y el tema de la indumentaria
para montar a caballo no podía ser menos.
Así el gremio de maestros Sastres de
Sevilla elaboró “El decálogo del sí”, donde se recoge con precisión y
escuetamente las normas para utilizar el traje corto: Sí a los colores sobrios,
grises y marrones, que aguanten el polvo.
Lisos o de pequeños dibujos como
espiguilla, ojo de perdiz, pata de gallo, etc.
Sí al color del sombrero
haciendo juego con el traje o, en todo caso con la chaquetilla.
Espuelas, tirantes, chaleco y pañuelo a faja.
El pantalón de vuelta blanca, con botón enterizo, y
el de caireles, con botín y polaina”.
También nos podemos encontrar con el “decálogo
del no”, ahí figura lo que nunca debe ser utilizado: “No a la corbata, a la
bufanda, a los guantes, al cinturón y al reloj de muñeca, mejor sin barba ni
cabellos largos, ni coleta, ni gafas de sol. No a la camisa con chorreras o al
pantalón con la raya planchada. No a la ropa negra o de colores chillones.
En la feria, no al catavino o a las medallas
colgando.
Eso cabe en la romería.
No a los zahones y a las espuelas pie a tierra.