EL ASCENDENTE
El Ascendente es aquel punto en la carta astral que aparece al Este en el momento del nacimiento.
El ascendente simboliza la manera de acercarnos a la vida.
Así pues el Ascendente se puede relacionar con el despertar de nuestra conciencia, del mismo modo que el Sol nos despierta por la mañana, disipando la oscuridad de la noche con sus rayos de luz.
Según el signo de Zodiaco que representa al Ascendente, tendemos a utilizar sus características para moldear nuestra personalidad y poner una especie de mascara entre nuestra verdadera naturaleza simbolizada por el Sol, y el mundo exterior.
En muchos casos, los demás nos reconocen más por las cualidades del signo Ascendente que por nuestras características del signo solar.
En consecuencia, el Ascendente puede ser, en primer lugar, una imagen que proyectamos al exterior, o un escudo, pero también una especie de puerta que se abre hacia nuestro ser verdadero y permite que fluya a tras de este canal una gran parte de nuestro YO.
Tu Ascendente en Tauro
El elemento del Ascendente revela la cualidad de energía que vitaliza nuestro cuerpo, y también indica nuestro modo de acercarnos a la vida. Los signos de tierra (Tauro, Virgo y Capricornio) destacan por su determinación, prudencia y seriedad y sus acciones enfocadas a metas prácticas.
Los signos de tierra viven en la tierra, con los pies sobre el suelo, y confían sobre todo en lo que pueden percibir mediante sus sentidos y su razón. Tienen la ambición de lograr resultados concretos y útiles.
Son disciplinados y fiables, y buscan una situación de seguridad en el mundo.
Con el signo Tauro ascendiendo en el momento de tu nacimiento, eres una persona que tiene los pies sobre el suelo y es digna de confianza.
Buscas la seguridad y el confort, y con paciencia y persistencia sabes conseguir tus objetivos.
Quieres, para compartir tu vida, «un hombre fuerte», y tus amistades suelen ser personas intensas, y quieres además que sepan ser reservadas. Los secretos, los juegos de poder e intriga y las relaciones prohibidas te mantienen fascinada y envuelta.
Te atrae una relación mientras sea intensa, mientras se da un contacto real y profundo con el otro, pero los celos y la posesividad pueden estar en la base de muchos de tus problemas personales.
No te interesan las cosas a medias; tus propósitos y objetivos son claros, y cuando te lanzas, lo haces a tumba abierta.
No obstante, aunque parezca contradictorio, presentas cierta reserva y timidez a la hora de actuar en la vida, especialmente a la hora de enfrentarte a los demás, por lo menos de pensamiento.
Tu tenacidad va siempre acompañada de prudencia, porque prefieres pisar sobre tierra firme.
Sabes aceptar las crueldades del destino y empezar de nuevo después de un fracaso.
Te gustan los bienes materiales, y casi siempre sucumbirás a la tentación de acumularlos.
Eres bastante ahorradora/o.
Sabes llevar perfectamente a cabo tareas que otros han concebido para ti, ya que la iniciativa y el espíritu emprendedor no son tu fuerte.
Pero habrá que dejarte ir a tu aire y no imponerte un método determinado.
Tienes tu propia línea de conducta y quieres seguirla, ya que no te gusta cambiar tus costumbres.
En resumen, hay que animarte para dar el primer paso, pero, una vez en movimiento, llegas hasta el final con valor y perseverancia.
Y cuando expresas tu apreciación por algo o alguien, puedes facilitar un sentido de estabilidad que es difícil de encontrar en este mundo.
Capacidad de reflexión, que permite actuar con paciencia, para elegir el mejor camino.