LA FELICIDAD
Una personal solo es feliz en la medida en que desarrolla y vive la capacidad de conocer y amar, que es como su realidad profunda.
Ser feliz en vivir la verdadera realidad de sí.
Verdad, Realidad, Amor y Felicidad, son términos que se implican mutuamente.
La Infelicidad del Orgulloso
Siempre es lo mismo.
La ignorancia y la inconsciencia son siempre los causantes de la infelicidad.
Lo podemos observar cada día.
En los demás y en nosotros mismos.
Lo solemos ver más facilmente en los demás, pero con un poco de sincera honestidad lo advertimos también claramente en nosotros mismos.
A veces resulta patético y grotesco ver con que aires y gestos ridículamente orgullosos muchas personas intentan sentirse y mostrarse superiores a los demás.
Es de sobra evidente que quienes intentan parecer superiores a los demás, lo hacen porque en el fondo se sienten superiores.
La actitud, porte y gesto orgullosos son el signo más evidente de la debilidad y vulnerabilidad de una persona.
Cuanto más se esfuerza el orgulloso por conseguir sentirse superior a otros y manifestarse de esa manera ante los demás, mayor es su sufrimiento al ver que los otros son superiores a él, por lo menos en algunos aspectos.
A mayor orgullo, más sufrimiento.
Las manifestaciones orgullosas son variadísimas.
Desde el vanidosillo en su apariencia física o forma de vestir, hasta el prepotente borracho de poder y dinero o el pseudo-altruista generosos o pseudo-místico religioso.
Todos ellos se creen en la cima del poder, de la bondad o la verdad y miran con ojos compasivos a los demás, a quienes consideranarrastrándose en la miseria, el vicio y el error.
El orgullo siempre camina de la mano de la envidia.
Hay una ley en psicología que habla de las compensaciones.
Cuando alguien se ve o se siente inferior en algo a los otros con quienes convive, se esfuerza por compensarlo tratando de ser o parecer más en otra cosa.
En sí misma, esta ley de la compensación podría ser útil y provechosa si se reconoce con honestidad la verdad en el afán de compensación.
Pero suele ser una tendencia sutilmente subconsciente y por tanto patológica.
Hay que reconocer como muy natural la tendencia de la persona a superarse y ser más y mejor de lo que es.
Pero el orgulloso tiene siempre como meta el creer,y que los demás crean, que és es superior a ellos.
Todos conocemos personas con cualidades muy deficientes que se esfuerzan por todos los medios en llamar la atención de las maneras más peregrinas.
Se hacen casas llamativas y frecuentemente de mal gusto, adquieren automóviles diversos y ostentosos, alardean de tener dinero yfanfarronean de las formas más insospechadas.
Quien se esfuerza por aparecer superior a los demás en algo, lo hace porque en el fondo se siente inferior en eso mismo de lo que alardea o porque quiere compensar de esa manera la inferioridad que siente en otros aspectos mas importantes y trascendentes.
En esa carrera por querer aparecer más y mejor, el orgulloso se siente siempre sumido en el tormento de una competencia envidiosa que desemboca en disgusto, rabia, malhumor e infelicidad.
Quien tiene aspiraciones de superación de sí mismo no compite ni se compara con los demás.
Le basta con su propia meta.
Orgullo, ambición de dinero, honores, envidia, odio, deseo de apariencias, fanfarronería..., de cualquier manera que se mezclen y combinen en la coctelera dan como resultado siempre descontento, tristeza e infelicidad.
Quien sabe lo que ES no se ocupa de parecer nada.
Quien tienen y sienten vacío interno tratan de llenarlo con apariencias y fruslerías.
El sencillo, llano y modesto no necesita competir no compararse con nadie.
El orgulloso siempre se encuentra en el fondo del infierno de su vacío.
"Dime de que te vanaglorias y te diré de que careces"
Esto es cierto incluso en los casos en que aparentemente una persona se jacta de algo que evidentemente tiene, como puede ser por ejemplo dinero.
Los que se vanaglorian de tener dinero no lo tienen en la medida en que les está exigiendo su ambición desenfrenada.
Se ufanan porque en el fondo se sienten más pobres que los demás por lo lejana que ven la meta de su ilimitada ambición.
Por eso se sienten pobres, en relación y comparación con lo mucho más que ambicionan llegar a tener.
El orgullo es un mal compañero de viaje para recorrer con felicidad el camino de la vida.
D. Lostado.