MIS TRADICIONES
LA NOCHE DEL 31 DE OCTUBRE AL 1 DE NOVIEMBRE
Don Juan Tenorio es un drama religioso fantástico en dos partes publicado en 1844 por José Zorrilla.
Constituye una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan.
La otra es El burlador de Sevilla y convidado de piedra, de 1630, atribuida a Tirso de Molina y de la que Don Juan Tenorio es deudora, según reconoce el propio autor en sus Recuerdos del tiempo viejo (1880), aunque, curiosamente, Zorrilla confunda en ellos a Tirso con Agustín Moreto.
Argumento
La acción transcurre en la Sevilla de 1545, en los últimos años del Emperador Carlos V.
Parte Primera
(Transcurre en la noche de Carnaval)
Hace un tiempo Don Juan y Don Luis Mejía habían apostado para ver «quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año», ese día se cumplía el lapso, por lo tanto, Don Luis y Don Juan se vuelven a encontrar en la hostería de Buttarelli donde comparan sus hazañas.
Los rivales cuentan los muertos en batalla y las mujeres seducidas, al finalizar Don Juan queda como vencedor, sin embargo Don Luis lo vuelve a desafiar diciéndole a Don Juan que lo que le falta en la lista es «una novicia que esté para profesar», entonces Don Juan le vuelve a apostar a Don Luis que conquistará a una novicia, y que además, le quitará a su prometida, Doña Ana de Pantoja.
Al oír el desafío, el comendador Don Gonzalo de Ulloa, padre de Doña Inés, que llevaba en un convento desde su infancia y estaba destinada a casarse con Don Juan, deshace el matrimonio convenido.
Por la noche, Don Juan seduce a Doña Ana haciéndose pasar por su prometido.
Después, escala los muros del convento donde está encerrada Doña Inés y la rapta.
Don Juan y Doña Inés se enamoran locamente.
Don Luis y Don Gonzalo se enfrentan al protagonista en un duelo y ambos mueren, por lo que Don Juan tiene que huir a Italia.
Parte Segunda
(Cinco años después)
Cinco años más tarde, Don Juan regresa a Sevilla y visita el cementerio donde está enterrada Doña Inés, que murió de amor.
Doña Inés también ha hecho una apuesta, pero con Dios: si logra el arrepentimiento del joven, los dos se salvarán pero, si no lo consigue, se condenarán eternamente.
Ante la tumba de Don Gonzalo, Don Juan invita al comendador a cenar y éste lo invita a su vez a compartir la mesa de piedra con él en el panteón.
Cuando el espíritu del Comendador está a punto llevarse a Don Juan al infierno, Doña Inés interviene y le ruega que se arrepienta.
La joven gana la apuesta y los dos suben al cielo rodeados de cantos e imágenes celestiales.
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