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jueves, 6 de octubre de 2011

EL OJO MALIGNO


La creencia original radica en que algunos individuos que tienen vista fuerte son capaces de enfermar a otras personas simplemente mirándolas, afectar a los niños, el ganado o los frutales. Estar "ojeado" trae una serie de malestares corporales como abatimiento, fiebre, problemas digestivos, etc. Una de las múltiples curas puede consistir en provocar el lagrimeo, como si las lágrimas se llevaran el mal saneando e higienizando el ojo. En general el tratamiento toma la forma de limpieza como barrer al paciente con algunas plantas o gestos. Su curación se basa en la sugestión.
El ojo malvado es el nombre para una enfermedad transmitida, generalmente sin la intención, por alguien que es envidioso, celoso, o codicioso. También se llama el ojo desagradable y el ojo envidioso. En hebreo es el ha'ra del ayin (el ojo malvado), que en Yiddish es horeh del ayin, hora del ayin (ojo). En italiano del continente es malocchio. En Sicilia es jettatore (la proyección (del ojo) y en Farsi es la venda del bla (el ojo del mal), shuil del droch en Escocia, oeil de losmauvais en Francia, bösen Blick en Alemania, y era conocido como malus del oculus en el Romano clásico. Los deportistas son muy superticiosos del yetatore o mufa y suelen endilgar este nefasto papel a diferentes personas.
La creencia es que una persona mirando de cerca con envidia y elogiando, puede dañar niños, ganado o árboles frutales. La palabra "mal" es desafortunada en este contexto porque implica que alguien "ha maldecido" la víctima, pero no es este el caso, ya que la persona que abriga celos y porta el ojo maligno no necesariamente es una persona malvada en sí misma.
El mal de ojo no procede de la mirada sino del mal deseo , de la idea que el otro quiere nuestro perjuicio en el sentido de la envidia, aunque este deseo sea inconciente como muestran algunos sueños. Cubriéndose de este daño algunas leyendas de camión contraatacan Que Dios te dé el doble de lo que tú me deseas. La envidia es un sentimiento universal y forma parte de los siete pecados capitales. Originalmente significa poner el ojo en , in videre, in video . Existe una envidia "sana" que ayuda a la identificación con el envidiado y tiene un sentido de bienaventuranza hacia él; mientras que la envidia propiamente dicha es destructiva, son celos y rivalidad contra el dichoso y el deseo es que le vaya mal al feliz poseedor aquello que al envidioso le falta. Existen una serie de amuletos contra esta envidia, como por ejemplo las cintas rojas. Otra de las medidas preventivas más familiares contra el ojo malvado es el gesto de la mano. El Mano Cornuto o "mano de cuernos" tiene su origen en Sicilia. La maldición del ojo se piensa que puede ser provocada por las exhibiciones inadecuadas de lo material, el orgullo o ante la belleza excesiva. Hay una teoría que afirma que la gente muy famosa y las celebridades sufren destinos más desgraciados que otros simplemente porque están más sujetas a la envidian que el resto de las personas. Ser mal visto es una metáfora común en ciertas situaciones. Los famosos suelen usar lentes oscuros como para protegerse de tantas miradas.
Muchos brujos y eventuales parapsicólogos lucran con la idea de erradicar un mal que le han hecho al que sufre, un trabajo contra la persona, sea arrojarle tierra del cementerio o un conjuro de magia negra. La motivación que se alega generalmente es la de envidia. Estos trabajos son un derivado de la creencia vudú. Esto demuestra la universalidad del pensamiento mágico basado en la sensibilidad y dependencia del deseo del Otro que tiene el ser humano, aún el adulto.
El vudú es particularmente rico en este tipo de posibilidades persecutorias, la forma más conocida sobre el poder del deseo del otro es la del muñeco al que se le clavan agujas para realizar un daño contra un semejante. El wanga es un maleficio consistente en que las fuerzas sobrenaturales se encierran en un paquete o botella, el poder del wanga es limitado. no mata, pero provoca una enfermedad o induce a reiterados fracasos a la persona elegida, entonces la responsabilidad de los fracasos no es de quien los padece sino de otro. Es una postura más cómoda que la de enfrentarse al rival interior, el otro yo que hay que curar (ver tendencia al fracaso).
La práctica de brujería más temida es la reducción al estado de zombi . Se supone que el oungano brujo puede envenenar transitoriamente a una persona para que parezca muerta y robarle el alma, luego lo desentierra de la fosa y el individuo queda vivo pero privado de toda voluntad quedando al servicio del oungan . En mi criterio probablemente el zombi sea el producto de la combinación de hipnosis basada en una convicción absoluta sobre el poder de la hechicería y el robo del alma, una personalidad débil, una neurosis fuerte y algún narcótico posterior al rescate y suministrado en forma periódica. En una cultura vudú se vive con un gran cuidado de no ganarse el odio de los demás.
Cannon, uno de los descubridores del estrés, estudió la muerte vudú inducida por el brujo pero convalidada por toda la aldea, junto con la convicción absoluta de la víctima que se iba a morir. Se lo condena a un ostracismo social, a un aislamiento que el sujeto no puede asimilar y fallece sin que se le haya administrado ningún tóxico. En este caso se lo priva del ojo amable y afectuoso, del que expresa el reconocimiento del otro. La integridad física no resiste a la disolución de la personalidad social.
El ojo se transforma en maligno porque representa el mal deseo configurando una especie de símbolo universal. No necesariamente es una mirada real y objetiva que se recibe, sino que puede ser una mirada imaginada y proyectada al campo del Otro (el observador externo, el público). Es una construcción subjetiva y particular que se interpone entre el sujeto y el otro. Si se desactiva el ojo proyectado y depositado en el otro, aunque la tribuna esté en contra, el sujeto está inmunizado contra este tipo de espectador hostil. Este mecanismo de defensa está compuesto de dos tiempos, proyección y retorno de lo reprimido (desde la periferia simbólica del sujeto).
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