FILOSOFÍA ESOTÉRICA
Algunas facultades y actitudes que exige el estudio
El estudio exige cierta capacidad mínima intelectual que, como el poder físico del hombre, puede desarrollarse adecuadamente con el ejercicio metódico y ordenado.
Además existen ciertas facultades y actitudes de ánimo que influyen enormemente en este desarrollo.
Trataremos a continuación de analizar algunas de ellas.
Interés.
En nuestro caso es la inclinación que nos lleva a desear la obtención de algún objeto o conocimiento; de realizarlo con gusto y afición y sobre todo con cariño, como bien dice el inmortal Goethe en la sentencia que abre este capítulo.
Sin interés no hay preocupación, si no ponemos amor en el estudio no llegaremosa comprender ninguna cosa.
Fuerza de voluntad.
Es ésta la facultad básica e indispensable que exige cualquier trabajo y con cuya ayuda llevamos adelante nuestros esfuerzos para que los corone el éxito.
La voluntad nace en buena parte del hábito y para nuestra finalidad debemos fomentarla continuamente reflexionando sobre la labor de trascendencia que vamos a emprender.
Atención y concentración.
La atención es el enfoque de la mente en una determinada tarea y la concentración consiste en no desviar ese enfoque del trabajo que queremos realizar. Son éstas dos condiciones esenciales para el estudiante.
Aquellos que estudian sin concentración llenan sus cerebros de ideas indefinidas e inconexas, cosa ésta que no es precisamente la más aconsejable para el estudiante que aborda los profundos y variados temas de la filosofía esotérica.
Memoria.
No hay duda de que la memoria influye en forma considerable en el fruto del estudio, ya que es la facultad de recordar los conocimientos adquiridos.
La memoria es susceptible de cultivo o mejora por medio de sistemas diversos, como el de asociación de ideas, pero la extensión de esta obra no nos permite extendernos sobre el particular y además debemos tener en cuenta que para el propósito de nuestro estudio no es necesario aprender nada de memoria.
Si prestamos un poco de atención a la lectura, conservaremos fácilmente en nuestro cerebro las ideas principales, ya que se trata sólo de recordar los fundamentos de lo estudiado, lo cual quedará sin mayor esfuerzo grabado en la mente con sucesivas lecturas analíticas, tal como explicaremos más adelante.
Mente decidida y confiada.
La mente con ayuda de la voluntad puede asumir ciertas actitudes que debemos cultivar y que nos predispondrán para conseguir el provecho máximo en nuestra labor diaria.
Por mente decidida y confiada debemos entender esa actitud mental que al iniciar el estudio nos hace pensar y formularnos el propósito de que estamos decididos a no desanimarnos ante los pasajes difíciles a la par que confiar en nuestra capacidad intelectual para salir airosos de la prueba.
La ventaja de cultivar estas actitudes las comprobaremos a medida que se adelanta en el estudio, ya que todo requiere un proceso de asimilación o sedimentación y lo que nos parece oscuro e ininteligible un día se aclara al siguiente.
Por eso nuestra decisión y confianza serán el mejor abono mental que podamos emplear para recibir nuestra recompensa en frutos de comprensión y claridad mental.
Mente imparcial e investigadora.
Estas otras dos cualidades mentales son de gran importancia.
La imparcialidad significa estar siempre dispuesto a considerar con criterio no sectario los temas de estudio, o sea que ni las ideas preconcebidas ni los prejuicios deben ser obstáculo para hacer justicia y reconocer a la verdad donde la hallemos.
En otras palabras, muchos buscamos en nuestras lecturas nada más que lo que está de acuerdo con nuestras convicciones y ni siquiera somos capaces de suspender juicio hasta que ulteriores comprobaciones modifiquen nuestra opinión.
Este proceder no es práctico ni beneficioso para el que confronta hechos e ideas a veces completamente distintas, a las que sustenta.
La mejor actitud, entonces, es la de la imparcialidad que por encima de opiniones propias trata de descubrir siempre la verdad subyacente en la materia que estudia.
Mente investigadora es aquélla que al análisis imparcial antes descrito, une la disposición de confrontar hechos nuevos o similares fuera de nuestro campo de estudio, ahondando el tema al máximo.
Y este análisis comprensivo de ideas y opiniones de otros autores, nos permite muchas veces encontrar puntos de acercamiento que creíamos alejados y nos proporciona agradables sorpresas al notar que a pesar de los distintos ángulos de visión, la Verdad es solamente una e inmutable.