SACERDOTISA DE APOLO EN DELFOS
En las lomas del monte Parnaso, consagrado a este dios y a sus musas.
El escarpado reproducía un eco prodigioso y de una gruta se elevaban vapores que llenaban el paisaje de nubes.
La estatua de Apolo se hallaba en una cripta rodeada de laureles a él consagrados.
Cuando alguien solicitaba consultar el Oráculo, la sacerdotisa, sentada en un trípode de oro, entraba en trance, -hoy diríamos que hacia la función de médium invadida por un delirio profético-, su cuerpo se enrollaba como el de una serpiente, su cuello se hinchaba de forma desmesurada y su oca pronunciaba unas palabras incoherentes que a continuación debían interpretar los sacerdotes.
La mayoría de las veces estos Oráculos eran muy oscuros y se prestaban a una doble interpretación: el ejemplo más famoso es el de Nerón, a quien Pitia dijo que debía desconfiar del año 63.
El emperador interpretó el Oráculo pensando en su 63 aniversario, que estaba bastante lejos, y se quedó tranquilo; sin embargo, le mató un liberto que tenía precisamente 63 años.
Mirella Corvaja