LOS CISNES DEL PARAISO
En la mitología clásica, el Cisne se consagró a Apolo, a Leda y a Venus. Era ave consagrada al dios de la música, basándose en la fabula de que el Cisne moría cantando dulcemente: se supone que el cisne simbolizaba la nueva revelación que hacia el dios en Delfos, siendo nítida pluma del ave el emblema de la luz pura y brillante que el sol envía a la tierra.
Se consagraba a Leda, porque en Cisne se transformo Zeus para seducirla, unión que parece simbolizar el encuentro de la noche (personificada en Leda) con el éter luminoso en forma de cisne (por su nítida blancura).
Se consagraba también a Venus como imagen de la desnudez femenina en su sentido mas púdico y bello por la correlación conceptual con la blancura inmaculada del ave.
“El Cisne -dice Schneider-, por su cuello de serpiente, simboliza la serpiente sacrificada o la impronta mediante el ritmo del sacrificio. El Cisne-arpa, puesto entre agua y fuego, melancolía y pasión, sacrificio de si mismo y purificación, representa el camino de la intuición, de la vida afectiva, del arte trágico y del martirio; el símbolo del cisne mortuorio es la espiral”
En el simbolismo cristiano, el Cisne evoca la idea general de pureza (agua, catecúmenos, dolencia, etc.).
Algunas interpretaciones otorgan al Cisne un doble y opuesta significación simbólica: lo masculino (en su actividad y en su largo cuello, en forma fálica) y lo femenino (en lo redondeado y sedoso de su cuerpo).
En la literatura, el Cisne cuenta con dos bellas fabulas: la de Leda -el Cisne es el propio Júpiter- y la de Lohengrin, que navega en el ligero esquife del que tira un Cisne, siendo luego cisne él mismo.
Ya en el siglo XIX, acaso la alegoría mas sutil de todas las que tienen por figura principal el Cisne, es la de Andersen en “El Patito Feo”, También, el gran poeta hispánico Rubén Darío, aludirá muchas veces al ave de Leda y de Lohengrin, en versos tan conocidos como aquellas; “Y los Cisnes unánimes en el lago de azur”
EL CANTO DEL CISNE
Lo poético y lo simbólico se encuentran, a veces, en contradicción con la verdad científica o histórica.
Se sabe, ya desde la época de Plinio, que el Cisne no es un ave cantora.
En la mitología clásica, el Cisne se consagró a Apolo, a Leda y a Venus. Era ave consagrada al dios de la música, basándose en la fabula de que el Cisne moría cantando dulcemente: se supone que el cisne simbolizaba la nueva revelación que hacia el dios en Delfos, siendo nítida pluma del ave el emblema de la luz pura y brillante que el sol envía a la tierra.
Se consagraba a Leda, porque en Cisne se transformo Zeus para seducirla, unión que parece simbolizar el encuentro de la noche (personificada en Leda) con el éter luminoso en forma de cisne (por su nítida blancura).
Se consagraba también a Venus como imagen de la desnudez femenina en su sentido mas púdico y bello por la correlación conceptual con la blancura inmaculada del ave.
“El Cisne -dice Schneider-, por su cuello de serpiente, simboliza la serpiente sacrificada o la impronta mediante el ritmo del sacrificio. El Cisne-arpa, puesto entre agua y fuego, melancolía y pasión, sacrificio de si mismo y purificación, representa el camino de la intuición, de la vida afectiva, del arte trágico y del martirio; el símbolo del cisne mortuorio es la espiral”
En el simbolismo cristiano, el Cisne evoca la idea general de pureza (agua, catecúmenos, dolencia, etc.).
Algunas interpretaciones otorgan al Cisne un doble y opuesta significación simbólica: lo masculino (en su actividad y en su largo cuello, en forma fálica) y lo femenino (en lo redondeado y sedoso de su cuerpo).
En la literatura, el Cisne cuenta con dos bellas fabulas: la de Leda -el Cisne es el propio Júpiter- y la de Lohengrin, que navega en el ligero esquife del que tira un Cisne, siendo luego cisne él mismo.
Ya en el siglo XIX, acaso la alegoría mas sutil de todas las que tienen por figura principal el Cisne, es la de Andersen en “El Patito Feo”, También, el gran poeta hispánico Rubén Darío, aludirá muchas veces al ave de Leda y de Lohengrin, en versos tan conocidos como aquellas; “Y los Cisnes unánimes en el lago de azur”
EL CANTO DEL CISNE
Lo poético y lo simbólico se encuentran, a veces, en contradicción con la verdad científica o histórica.
Se sabe, ya desde la época de Plinio, que el Cisne no es un ave cantora.
Pero, desde esa misma, aunque legendaria antigüedad, a los dones que hacen del Cisne el rey de las aves acuáticas -la gracia y la belleza, especialmente- se añade el encanto de una armoniosa y melancólica voz, por cuanto el cisne era el ave de Apolo y Venus y en la que se metamorfoseo Zeus para seducir a Leda.
Según Aristóteles, las almas de los cantores se transformaban en cisnes.
En el lenguaje poético ha quedado la expresión “el canto del cisne”, melodioso y tierno, que exhalaba -se dice- al morir.
De aquí el bello simbolismo de esta hermosa ficción que la ciencia nunca podrá arrebatar a la poesía; el saludar a la muerte con los mas dulces acentos, el cantar el postrero adiós sin perder la noble gracia ni la dulzura del Cisne, “Canto del Cisne” ha quedado como expresión proverbial que se refiere a la ultima obra de un poeta, de un músico, etc.…, terminada poco antes de su muerte.
Según Aristóteles, las almas de los cantores se transformaban en cisnes.
En el lenguaje poético ha quedado la expresión “el canto del cisne”, melodioso y tierno, que exhalaba -se dice- al morir.
De aquí el bello simbolismo de esta hermosa ficción que la ciencia nunca podrá arrebatar a la poesía; el saludar a la muerte con los mas dulces acentos, el cantar el postrero adiós sin perder la noble gracia ni la dulzura del Cisne, “Canto del Cisne” ha quedado como expresión proverbial que se refiere a la ultima obra de un poeta, de un músico, etc.…, terminada poco antes de su muerte.
Del Libro Sómbolos y Mitos
J.Antonio Pérez-Rioja