VIRGO
Nacidos entre el 24 de Agosto y el 23 de Septiembre
Virgo, el sexto signo del Zodiaco, esta regido por Mercurio, el planeta de la razón de la expresión y destreza.
Se dice, y con considerable razón, que el amor es ciego, porque si uno viese defecto en el ser amado la pasión dominadora nunca encontrara su expresión.
Por lo tanto los hijos de Virgo que están gobernados principalmente por el intelecto no son simpáticos, sino que están inclinados a ser cínicos, de temperamento criticón y escépticos hacia cualquier cosa que no sea demostrable científicamente a la razón y a los sentidos.
Son muy rápidos mentalmente aunque a menudo inclinados a forzar la marcha, pero nunca se excederan en tal determinación y cuando se metan en un callejón sin salida dogmáticos se harán de mentalidad estrecha y dados a la gazmoñería.
Son mas bien perezosos y les gustan las cosas fáciles, pero, sin embargo, les agrada mandar a los demás y serán muy dominadores con sus subordinados.
Por esta razón se conquistan enemigos de carácter duradero, pero una vez que se hayan hecho amigos con cualquiera harán muy buena amistad y trataran a sus amigos bien.
La disposición mercuriana infundida por este signo trae muchos cambios de ambiente y por consiguiente forma constantemente nuevas amistades y asociaciones nuevas.
Son de naturaleza adquisitiva y siempre están buscando medios de mejora financiera, social o económica.
Puede decirse también que merecen su ascensos porque son muy industriosos cuando ven que pueden ganarse una recompensa como consecuencia de su trabajo.
Son también muy ingeniosos y versátiles, amigos del estudio de la ciencia, especialmente de la química, la dieta y la higiene y muchos de entre ellos se hacen maniáticos rigurosos en la alimentación.
Como Virgo esta en el signo sexto estas personas suman en si las características de la casa sexta y son, por lo tanto, muy sensitivas a la sugestión de mala salud, de modo que una vez que han quedado enredadas en los tentáculos de la enfermedad, les falta la necesaria fuerza de voluntad para desenredarse de ellos, con el resultados de que se hacen enfermos crónicos o quizá suponen ellos que lo son, porque puede decirse que esas personas se resienten de cualquier esfuerzo que se hace para darles animo y hacerles olvidar las manifestaciones de su enfermedad, ya sea real o imaginativa.
En efecto, parece que gozan con el mal estado de salud y siempre están buscando simpatias, aunque como hemos indicado al principio, ellos son muy parcos para hacer lo propio con los demás.
Si ellos pueden librarse de la enfermedad se hacen a menudo enfermeros excelentes y tienen una influencia esplendida sobre los enfermos.
M. Heindel