SATURNO
Simboliza el tiempo, el hambre devoradora de la vida, que consume todas sus creaciones, sean seres, cosas, ideas o sentimientos.
Simboliza también la insuficiencia mística de cualquier existencia incluida en lo temporal, la necesidad de que el "reinado de Cronos" sea sucedido por otra modalidad cósmica en la que el tiempo no tenga poder.
Con el tiempo surge la inquietud, el sentimiento de una duración entre el estímulo y la satisfacción; por ello Saturno es símbolo de actividad, dinamismo lento e implacable, de realización y comunicación; por ello se dijo que "devoraba a sus hijos" y se le relaciona con el Ouroboros o serpiente que se muerde la cola.
Otros atributos suyos son el remo (navegación, avance en la temporalidad), el reloj de arena y la guadaña.
Vemos en ésta un doble sentido; de un lado su función de segar, paralela ratificación de la devoración; de otro, su forma curva, que corresponde invariablemente al principio femenino.
Esta es la causa de que los alquimistas, maestros de la ciencia espiritual del simbolismo, llamaran a Saturno "Mercurius senex"; siendo Mercurio una deidad andrógina, Saturno queda envuelto en la misma ambigüedad de género y de sexo, con lo cual puede relacionarse con la tierra, el sarcófago y la putrefacción, así como también con el color negro.
Mertens Stienon dice que Saturno es, en todos los casos, la limitación que impone forma a la vida, la locación en el tiempo y el espacio de la expresión de la vida universal.
J.E. Cirlot