EL PODER DE LOS CRISTALESLos cristales y las piedras poco comunes se usan como amuletos mágicos desde hace siglos debido a su rareza y belleza.
De hecho, casi todas las formas de joyas fueron en su origen protectores personales.
Las relucientes gemas engastadas en una corona real estaban allí, no sólo para proclamar el papel dominante del monarca, sino también para protegerle contra toda una serie de fuerzas sobrenaturales hostiles de infortunios ocultos.
Desde los primitivos objetos yuyu de piedra de los hechideros tribales, hasta los más complicados adornos de las cortes reales, las joyas primitivas se consideraban, practicamente sin excepción, recursos para superar las influencias misteriosas y maléficas que tanto temor provocaban en las mentes profundamente supersticiosas de los siglos anteriores.
Actualmente, sin embargo, en lo que se supone una rebelión moderna contra el pensamiento científico inducida sin duda por los muchos usos indebidos de la ciencia que ha deteriorado el medio ambiente moderno, muchas personas vuelven ahora a sistemas de creencias místicos anteriores.
El uso mágico de los cristales se ha popularizado una vez más y muchos se venden ahora como objetos ocultos que han de emplearse a la manera antigua.
La transición entre el segundo y el tercer milenio de la era cristiana ha traído un extraño resurgimiento de la creencia en los poderes protectores de los minerales.
La generación más joven usa de nuevo cristales y gemas por razones no decorativa, ni relacionadas con la posición social.
Ha nacido una nueva era de la magia mineral.
Una de las razones que explican el especial atractivo y el poder mágico que mucha gente atribuye a las piedras y cristales es la idea de que un cristal cortado y preparado es como un ser humano al que se ha quitado el tosco exterior animal para dejar al descubierto el alma brillante que hay debajo.
Otra explicación es el concepto de "estado de transparencia" místico, en el que el cristal cortado se considera una presentación de contrarios; la piedra existe porque es dura al tacto, pero no existe porque podemos ver a través de ella.
Es sólida para la mano pero líquida para el ojo.
Una tercera razón posible es que se afirma que ciertos cristales poseen en su interior una fuerza oculta, perecida en cierto modo a un campo magnético, que puede influir en la situación de quienes entran en contacto con ellos.
