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jueves, 26 de febrero de 2009

LEY DE CAUSA Y EFECTO

LEY DE CAUSA Y EFECTO
La ley mas conocida del Karma, y por tanto de todo el proceso de la reencarnación, es la que recibe el nombre de "ley de causa y efecto".
Esta ley regula en profundidad todas nuestras existencias, dando sentido incluso a las acciones aparentemente más insignificantes y banales que realizamos a lo largo de cada existencia.
Ya nuestras primeras apariciones terrenales representan el efecto de una causa, pues la necesidad de alcanzar una mayor espiritualidad, pasando a través de la materia, impulsa inexorablemente a nuestra entidad a asumir un cuerpo humano.
Una vez que hemos alcanzado la Tierra y hemos comenzado a habitarla en una región determinada, ponemos en marcha un mecanismo inevitable.
Estamos llamados a tomar unas decisiones sobre todo lo que hacemos, desde la ropa que llevamos hasta los alimentos que comemos, pasando por las personas con las que nos relacionamos y a las que ayudamos.
Tales elecciones, que desde el punto de vista material pueden incluso carecer de influencia y que en cualquier caso parecen afectar sólo al ambiente y a la existencia que estamos experimentando y viviendo, conllevan en realidad unas consecuencias concretas desde el punto de vista espiritual.
Ya hemos visto que las fuerzas espirituales no conocen el tiempo de la misma manera que nosotros. Lo que para nosotros son setenta años para ellas representan una fracción de minuto.
Así, nuestra vida es una fracción de minuto seguida de una vid sucesiva, es decir, de otro puñado de segundos. Todo lo hacemos durante los actuales segundos no puede dejar de incidir en los segundos que vendrán.
El karma prolonga sus efectos en el tiempo y, tras la pausa que sigue a la muerte, vuelve a condicionar con prepotencia las decisiones sucesivas.
Nada en el mundo es casual; y si, por ejemplo, tiramos al suelo unos objetos en un punto determinado de esta vida, debemos esperar una acción igual y contraria (eso dice también una ley de la física), en el trascurso de esta misma vida o bien de las vidas sucesivas.
No siempre la reacción se produce en seguida, precisamente porque ciertas fuerzas son mas lentas que otras.
Dado que para nuestras entidades el regreso a la Tierra se debe a un compromiso contraído a fin de alcanzar un orden espiritual superior, la ley de causa y efecto se refiere sobre todo a los hechos de carácter ético y moral.
La ley también resulta válida desde el punto de vista material, pero los hechos físicos se suceden, vida tras vida, para restablecer un equilibrio espiritual.
Dicho de otro modo, la materia, incluso aquella de la que está hecho nuestro cuerpo, responde a unos impulsos espirituales que son generados por las acciones de buena o mala voluntad que hemos llevado a cabo en las vidas anteriores.
Si realizamos una acción válida desde el punto de vista moral, esteremos poniendo en marcha una energía positiva destinada tarde o temprano a compensarnos; si, por el contrario, cometemos una acción malvada esteremos poniendo en marcha una energía negativa destinada tarde o temprano a penalizarnos.
De otro modo no se alcanzaría ese equilibrio que rige el universo y que representa la base para comprender de verdad el sentido de nuestro camino espiritual.
¿Por que motivo algunas acciones inmorales no son castigadas y, por lo tanto, neutralizadas en el transcurso de la misma vida y quizás tampoco durante la existencia inmediatamente sucesiva?
Ello depende de las decisiones estratégicas que ha tomado la entidad de ego individual (el ser espiritual preexistente que pasa por las diversas encarnaciones) antes de cada existencia.
La entidad tiene que administrar cierto tipo de karma, es decir, la energía positiva o negativa que se ha creado con las acciones de la vida anterior.
Cuando llega el momento de la nueva encarnación, esta debe decidir si ejercita en seguida ventajas o desventajas o bien si las dejas para una encarnación futura.
De todos modos, no puede evitar tener una existencia condicionada de algún modo por la vivida justo antes.
En definitiva, debe respetar la ley de causa y efecto y no puede fingir que vuelve a empezar de cero.
Si lo hiciese, se atraería más karma, agravando la deuda para las demás encarnaciones.
Andrea Rognoni-Gianni Norta.
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